Saturday, November 3, 2012

Autora Invitada en GRETEL

Muy honrada de ser la autora invitada en Gretel este mes. Acá el texto que escribí con motivo de la invitación:


Texto de Claudia Rueda para GRETEL

"Es tu ficción lo que me interesa" decía Asimov. Esa frase me simpatiza. No busco gusanos debajo de las piedras, busco historias. Y cuando las encuentro no las pienso en palabras, sino en imágenes. No lo decido yo sino que así funciona, como en los sueños. Y entonces me encuentro con el libro álbum y allí navego.
"Unos se pierden en lo que leen y otros se encuentran", escribía Paul Valéry. Yo me encuentro en lo que leo y me pierdo en lo que escribo, y viceversa. Cuando dibujo historias pierdo mi disfraz de adulto y dejo hablar a la parte de mí que no ha crecido cínica y hastiada. Vuelvo a jugar. Y lo que escribo resulta ser literatura infantil, por coincidencia.
De niña no conocí el libro álbum, pues no existía en el lugar donde crecí. Mis primeras lecturas fueron los cuentos de Grimm, Andersen y Oscar Wilde. Más tarde me perdía y me encontraba entre Cortázar y Nietzsche, John Lennon y Roger Waters. Coleccionaba a Winsor Mc Cay, Quino, Enki Bilal y Moebius. Ahora, cualquier género artístico es mi favorito; llevo los sentidos abiertos y atrapo lo que me gusta. Soy como el zorro de Isaiah Berlin. Me mueven las animaciones de Miyazaki o de Yuri Norstein, los diseños de Bruno Munari, los graffitis de Banksy, las ilustraciones de Saul Steinberg y Ralph Steadman, las fotografías de Joel Peter Witkin, la poesía de Emily Dickinson, de Rilke o de Luis Rosales, los textos de Marguerite Yourcenar, de Galeano, de Orwell.
Siempre me han atraído los lugares no comunes a los que me llevan El Bosco, Caspar David Friedrich y Edward Hopper. Quisiera un poco de la luz de Rembrandt, la locura de Munch, el desenfreno del Goya oscuro, la rareza de Max Ernst, el misterio de Leonora Carrington y los colores de Paul Klee. Y por supuesto, aspiro diariamente a la necesidad de crear de Picasso. Intento aprender de la libertad de la pintura japonesa y de los dibujos que hacen los niños antes de saber escribir.
Me gusta el libro álbum con la inteligencia y el humor de Dr. Seuss y David Mc Kee, el ingenio de Crockett Johnson, la plasticidad de Kvĕta Pacovská, la irreverencia de Babette Cole, la ingenuidad de Tomi Ungerer y Arnold Lobel, la frescura de Serge Bloch y Suzy Lee y la poesía de Shaun Tan. Disfruto descubriendo tesoros olvidados en los libros de Fernando Krahn, Peter Newell, Ellen Raskin o Margaret Wise Brown.
Colecciono frases y pensadores favoritos. Me gustan la rebeldía y el compromiso. Prefiero al lobo que a la oveja. Le temo a la atrofia de la imaginación, al imperativo de la homogenización y al reemplazo de la experiencia directa por el testimonio de la pantalla. Cuando estoy en el margen busco una biografía, formal o informal, de alguien que haya caminado por el borde. Así me siento en buena compañía y sonrío de nuevo. No creo en las tendencias, ni en las ideas comunes. La creatividad es de uno solo.
"La poesía no quiere adeptos, quiere amantes" decía García Lorca. Por eso hablo del compromiso. El proceso creativo no es en bajada, sino que se parece más a subir una montaña. Y sólo encuentro cosas si estoy subiendo. Necesito sorprenderme, estar apasionada por lo que hago, renovándome y no acomodándome en una fórmula que vende, por más que venda. No repito mis aciertos. Si un proyecto no me entusiasma, ya sé que no va a prosperar. Sale mal sin ganas y no sale si no hay compromiso y horario.
La pluma era la lengua del alma para Cervantes. Yo la encuentro en el lápiz. Me gustan la fuerza y la intención del trazo sobre el papel y la forma como revela el proceso. Luego y solo al final viene el color, que es tan importante para mí como los espacios que dejo en blanco. A veces uso color de acuarela, otras veces color de pixeles. El peso emocional de la historia es el que al final decide la técnica que mejor habla. No creo en la textura por la textura.
Creo en el diálogo. Para eso están los libros y los buenos amigos. Para eso los encuentros y también los desencuentros. Te ves en el otro, como decía Sartre (aunque para él era un infierno). Por eso, después de terminar un proyecto de libro álbum se lo muestro a mis hijas, lo enseño a mi editor, lo leo en voz alta. No busco una aprobación, sino el reflejo y la perspectiva. Cuando estás tan inmerso entre los árboles de un proyecto ya no ves el bosque. Por eso en ese momento necesitas salir y contárselo a alguien, pero no a cualquiera.
"Los artistas no escogen sus temas, los temas los escogen a ellos", decía Oscar Wilde. Pasamos con frecuencia de títere a titiritero y al revés.Y en ese ir y venir empieza a germinar la idea. Por eso viene bien tener a mano una libreta y un lápiz.  Pero la idea es solamente una semilla que necesita fermentarse y buscar un vehículo que se llama historia. En ese momento hace falta perderse para encontrar. Perderse en los libros, el cine, el teatro, una entrevista, un viaje, lo que sirva. Y a veces las ideas resultan bien, y muchas otras veces no resultan. La flecha que da en el blanco es el resultado de mil que no atinaron, dicen en oriente. Eso se aplica al talento.
La creatividad es una enfermedad incurable. Necesita estar alimentándose, cambiando de lugar, dejando huellas por todas partes. El secreto es la curiosidad, el lugar es la imaginación y la forma es mantenerse trabajando.
Claudia Rueda


http://literatura.gretel.cat/es/content/claudia-rueda

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